sábado, 7 de febrero de 2009

EL ESTADO VENEZOLANO SEGÚN EL SOCIALISMO DEL SXXI



EL ESTADO VENEZOLANO SEGÚN EL SOCIALISMO DEL SXXI.
El Estado venezolano es el utensilio de una clase: Los fascistas burgueses pitiyanquis. La presente corrupción y ausencia de la lucha de clases, hijos del pasado capitalista, hacen necesario extinguir las fuerzas productivas, jurídicas, políticas, religiosas y sociales actuales. Por ello, el nuevo Estado debe absorber y crear centros de poder de decisión con capacidad de lucha. No importa que este discurso estimule la aparición de grupos, circulantes del poder central, extremos como La Piedrita,.

En el Estado venezolano, lo económico tiene preeminencia sobre el todo social donde el sujeto manipula y crea ruptura porque forma parte de la clase dominante. El cambio propuesto es que ese todo social y ese sujeto, se diluyan en lo político, en una conciencia científica, con nuevas formas, aliadas del poder.

El Estado venezolano necesita desplazar los actuales pensamientos de los partidos tradicionales, AD, COPEI, MAS, y establecer claros límites entre simples revisionistas y verdaderos revolucionarios. Mientras ellos (los partidos y clases de siempre) estén presentes, el socialismo del SXXI no será posible porque los intereses de todos estarán en desequilibrio. Puede llamarse a esto totalitarismo, pero garantiza la organización política de la clase proletaria que Marx propuso en el SXIX.

domingo, 1 de febrero de 2009

ENTRE HALLACAS, CERVEZAS Y PAN DE JAMÓN


Entre Hallacas, Cervezas y Pan de Jamón.

De mis vacaciones en, Maracay, Venezuela, recuerdo las conversaciones con Raúl, “Travolta”, Frank, “El Músico” y Julio, “Agapito”, y el día que regresé, a Madrid, vía el aeropuerto de la Guaira: Soldados, calles sucias, fotos del presidente Chávez y miles de ranchitos. Todos y todo real como usted y yo.

La revolución que percibí fue la búsqueda del predominio sobre algo y alguien, sobre la incertidumbre y el límite, la coexistencia del capitalismo con el chavismo, un estado crispado, y una fuerte autoridad del presidente

Chávez, Marx, Lenin, Rusia, China y el Imperio fueron las conversaciones entre arepas, cafés, cervezas, hallacas y sancochos, un ejercicio dentro de una coyuntura histórica que marcaba las diferencias y rompía uniones entre amigos de infancia. El poder político, el cambio social y la lucha económica, fueron la práctica que nos llevó a levantarnos, más de una vez, de la mesa. Todos tenían razón.

¿La crisis?, “para eso está Chávez”, El Músico; Travolta, “esto es una transición a la nada”; Agapito, “ya veremos la enmienda, esta es una situación arrecha”.