sábado, 13 de marzo de 2010

La universalidad utopica de los líderes bolivarianos.


El problema de los revolucionarios bolivarianos Chávez, Morales, Correa y Ortega, es considerarse universales; la verdad absoluta. Parecen vivir lo que decía Engels: “en cuanto alguien propone una nueva doctrina lo primero que hace es elaborarla en forma de sistema universal”. Están convencidos que son “el camino”, y obvian que en una región (A.L), donde apenas se produce el 2,9% de los libros del mundo, ahora todos son marxistas y han leído hasta El Capital. Dejan en el desván la máxima de Hegel: “Desde el momento en que conocemos todas las propiedades de una cosa, conocemos también la cosa misma”. Por ello la revolución camina con pies de barro.

Saben que el socialismo del SXXI sigue contaminado y por ello todo ataque al enemigo es valido, porque lo anterior es la negación de la nueva doctrina e impide pasar del prejuicio a la praxis. ¡Chávez ya no lucha por la libertad de Venezuela sino por la de la humanidad!
Que en Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Venezuela, los pobres han adquirido el estatus de dignos protestones, es un hecho; la actual crisis ha despertado los sinsabores de no haber comido caliente por años. Pero como señalaba, esta revolución está contaminada y el espíritu contra el que tanto se lucha se ha adueñado de sus líderes, ahora son los “Boliburgueses”, y los pobres, pobres continúan.

Y, ¿cómo será y cuándo llegará la “máxima felicidad”?. Ningún líder bolivariano tiene la respuesta, y por ello son apreciados como “toñitas las fantásticas” de quienes es fácil reírse. Dicen lo que se dijo en el siglo XIX, que será un Estado social y sin clases, añadiendo que habrá una justicia perfecta. ¿Es creíble? Les hace falta algo más que gritos, descréditos y grandes ideas.

El discurso, agotado, desconsidera que los pobres de hoy quieren algo más sencillo: un mejor trabajo y salario, es decir, continúan “alienados”, impidiendo la lucha que añoran Evo, Chávez, Ortega y Correa. El capitalismo necesita parecer más bueno y creíble, y lo necesita porque los revolucionarios, guste o no, “toñitas o no”, han dado voz y voto a millones de personas.

domingo, 7 de marzo de 2010

Chávez: Un minuto de silencio hubiera sido mucho mejor


El mayor combate de Chávez es condenar la historia, fundamentalmente, norteamericana en Venezuela y el mundo, y como es la historia de la explotación, llega a la conclusión de que él es el elegido, el privilegiado, y por ello no tiene nada que “explicar” al planeta y mucho menos a Zapatero. Tiene razón, distinto es colaborar.

Es posible que el “silencio” sea la mejor palabra creada por “el Imperio”, porque con el silencio de las masas no se hacen revoluciones, pero, he aquí una paradoja, Chávez antes de decir que era un ardí del imperio y de sentimientos colonialistas la solicitud de la Audiencia Nacional española sobre "indicios" de su cooperación con ETA y las FARC, debió haber guardado un minuto de silencio para luego responder.

Ese minuto le hubiera dado una credibilidad que comienza a gestarse en un contexto lógico, y bajo la premisa de dar información y no explicación alguna: 1.- Las elecciones del próximo 23 de septiembre hace que está acusación merme la confianza de los venezolanos en Chávez y sea aprovechado por una oposición desperdigada. 2.- Los hechos avalados en un ordenador encontrado hace 2 años, y desconocidos por uno de los presuntos objetivos de asesinato, el expresidente Andrés Pastrana, y nunca dados a conocer por el gobierno colombiano, hacen que la prueba pierda rigor. 3.- Las declaraciones de Hillary Clinton en Brasilia, manifestando el deseo de que Chávez restaure la democracia y la economía de mercado, y que mire más a Brasil o Chile que a Cuba, hace recordar las bases colombianas, las de Aruba y Curazao, las de El Salvador y Ecuador; un auténtico escudo antibolivariano. 4.- La noticia de noviembre de 2009 del semanario Las Verdades de Miguel sobre una operación del Pentágono destinada a provocar un choque militar entre Colombia y Venezuela para sacar a Chávez del poder; convenciendo al mundo de que Venezuela apoya el terrorismo y el narcotráfico internacional. Hay un 5º y un 6º punto, pero al mediano observador los ya señalados les hace pensar que la Audiencia Nacional Española sacará un trago amargo de este asunto.

Ahora el gobierno español, desconocedor impenitente de la impronta chavista, baja el tono y pide información. La Asamblea Nacional de Venezuela les llamó “lacayos del imperialismo que se le arrodillan”, frase retórica pero que amenazaba unas relaciones políticas y económicas necesarias para ambos países. En esta oportunidad Chávez tiene visos de haber salido fortalecido y creído, no así el ministro Moratinos.