domingo, 7 de marzo de 2010

Chávez: Un minuto de silencio hubiera sido mucho mejor


El mayor combate de Chávez es condenar la historia, fundamentalmente, norteamericana en Venezuela y el mundo, y como es la historia de la explotación, llega a la conclusión de que él es el elegido, el privilegiado, y por ello no tiene nada que “explicar” al planeta y mucho menos a Zapatero. Tiene razón, distinto es colaborar.

Es posible que el “silencio” sea la mejor palabra creada por “el Imperio”, porque con el silencio de las masas no se hacen revoluciones, pero, he aquí una paradoja, Chávez antes de decir que era un ardí del imperio y de sentimientos colonialistas la solicitud de la Audiencia Nacional española sobre "indicios" de su cooperación con ETA y las FARC, debió haber guardado un minuto de silencio para luego responder.

Ese minuto le hubiera dado una credibilidad que comienza a gestarse en un contexto lógico, y bajo la premisa de dar información y no explicación alguna: 1.- Las elecciones del próximo 23 de septiembre hace que está acusación merme la confianza de los venezolanos en Chávez y sea aprovechado por una oposición desperdigada. 2.- Los hechos avalados en un ordenador encontrado hace 2 años, y desconocidos por uno de los presuntos objetivos de asesinato, el expresidente Andrés Pastrana, y nunca dados a conocer por el gobierno colombiano, hacen que la prueba pierda rigor. 3.- Las declaraciones de Hillary Clinton en Brasilia, manifestando el deseo de que Chávez restaure la democracia y la economía de mercado, y que mire más a Brasil o Chile que a Cuba, hace recordar las bases colombianas, las de Aruba y Curazao, las de El Salvador y Ecuador; un auténtico escudo antibolivariano. 4.- La noticia de noviembre de 2009 del semanario Las Verdades de Miguel sobre una operación del Pentágono destinada a provocar un choque militar entre Colombia y Venezuela para sacar a Chávez del poder; convenciendo al mundo de que Venezuela apoya el terrorismo y el narcotráfico internacional. Hay un 5º y un 6º punto, pero al mediano observador los ya señalados les hace pensar que la Audiencia Nacional Española sacará un trago amargo de este asunto.

Ahora el gobierno español, desconocedor impenitente de la impronta chavista, baja el tono y pide información. La Asamblea Nacional de Venezuela les llamó “lacayos del imperialismo que se le arrodillan”, frase retórica pero que amenazaba unas relaciones políticas y económicas necesarias para ambos países. En esta oportunidad Chávez tiene visos de haber salido fortalecido y creído, no así el ministro Moratinos.

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