sábado, 5 de junio de 2010

El pueblo colombiano no es revolucionario


En un momento de cambio social y económico mundial, apostar por lo desconocido, o la utopía del conservadurismo y liberalismo con sus marcados privilegios a una burguesía occidentalizada, era comenzar a escribir o reescribir una nueva historia en Colombia. Es posible que esta sea una de las razones de la derrota de Mockus y de los conservadores y liberales.

Antanas Mockus, el candidato que admira y es el preferido de Chávez, se ha visto obligado a dar evidencias de su centrismo y marcar distancia sobre las opiniones del revolucionario que dice que Santos es una amenaza para Venezuela y es un mafioso; ahora Mockus declara la Cero ingerencia extranjera, que la Constitución colombiana es maravillosa, que un acuerdo con China sólo vale dentro de un sistema multilateral, y que el Estado no debe reemplazar al sector privado.

El pueblo colombiano ha apostado al centro y a la derecha, por el ostracismo de los conservadores y liberales quienes en otrora se repartían más del 95% de los votos presidenciales y hoy el 10%; por acorralar, más, a las FARC, por los tratados de libre comercio, por las inversiones extranjeras directas superiores a los 10 mil millones de dólares en 2008 mientras que en Venezuela llegaron a los 400 mil dólares, en Bolivia a los 500 mil, en Nicaragua a los 600 mil y en Ecuador al millón.

Pero sea Santos o Mockus, tendrán que enfrentarse a los 70 mil asesinatos en los últimos 20 años, a los 3 millones de desplazados por temor a ser ejecutados en acciones extrajudiciales como denuncia Philip Alston, Relator Especial de las Naciones Unidas para las ejecuciones arbitrarias: Miembros de las fuerzas de seguridad de Colombia perpetraron ejecuciones extrajudiciales donde las víctimas eran asesinadas por militares. Generalmente las víctimas fueron atraídas bajo falsas promesas por un “reclutador” hasta una zona remota donde eran asesinadas por soldados que reportaban que habían “muerto en combate”. En las Fuerzas Armadas colombianas el éxito se mide por el número de guerrilleros muertos. A una tasa de desempleo promedio del 12.2%, a la falta de más de 1 millón de viviendas, y al espionaje telefónico en embajadas, políticos y periodistas, durante el gobierno de Uribe.

La segunda vuelta, el 20 de junio, se le presenta a Santos (46%) como un trámite. Los 3.6 millones de votos sobre Mockus (21%), los posibles apoyos de los conservadores y liberales, y las dudas de la izquierda sobre si respalda o no al candidato verde, le brindan un escenario favorable. Mockus debe ganarse los más de 4,3 millones de votos de los candidatos que quedaron fuera de esa segunda contienda, o que los abstencionistas (51%) le den su confianza.

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