sábado, 29 de agosto de 2009

El Centralismo y la Territorialidad Bolivariana

Es posible que el mensaje bolivariano, idéntico en contenido y forma, sea impreciso, no logre la unidad política. ¿La razón? Unos entienden que los líderes ordenan vivir como lo hicieron Bolívar, Martí y San Martín; otros, que la utilización de símbolos pasados nada tienen que ver con la solidaridad ni con la sociedad del siglo XXI, y si mucho con intereses propios.

¿Cómo funciona el bolivarianismo? Como una estructura política, una relación parental efímera basada en el partido, el territorio y el símbolo, medios que intentan hacer comunes toda relación social y política. Pero el partido, la unidad territorial, es incapaz de unir a un número suficiente de ciudadanos que defiendan la revolución sureña y superen sus conflictos internos. ¿Por qué? porque el nuevo status del revolucionario no acepta el rol de rico pobre frente al nuevo burócrata, venido a rojo pero con los privilegios burgueses de siempre.

La centralización administrativa y de autoridad es necesaria porque obliga a aceptar el nuevo orden social, cualquier autonomía se antoja arbitraria.

En Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua y Ecuador, las relaciones políticas y de territorio, funcionan como una familia donde la lealtad se mide en el freno o empuje de las ideas. Con la excepción cubana, no se plantean cambios de estructura, sólo de personas y nombres de cargos. Impera la preocupación por los ingresos que se pueden dejar de percibir.

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