sábado, 11 de junio de 2011

Humala y el camino anti Chávez


Sin duda el haber convencido a los peruanos de su antichavismo fue un duro trabajo para Ollanta Humala, pero se antoja más difícil el camino por andar si resulta cierto que todo lo que dijo en su campaña sobre el líder bolivariano han sido mentiras.

De alguna manera Humala deberá dejar claro que las acusaciones del ex secretario de Estado para América Latina, Roger Noriega, sobre el uso de recursos económicos (12 millones de dólares) procedentes de Venezuela para su campaña era falso y que la intención real de esas acusaciones eran impedir lo que de manera rimbombante Chávez llama el “amanecer de otra era en Latinoamérica”. También deberá desmentir lo que Wikileaks  difundió sobre la coordinación, en 2008, entre Humala y la diplomática venezolana prochavista Virly Torres para crear la anticumbre de ALC-UE realizada ese año en Lima, con la intervención añadida de líderes sindicales y políticos de izquierda como Hugo Blanco o Sandro Vásquez ligados a Evo Morales.
Hasta el momento el discurso de Hugo Chávez  ha sido prudente, reconociendo, ambos presidentes, de manera implícita, que la fraternal amistad le costó al peruano el triunfo en 2006 y al venezolano la expansión del socialismo del siglo XXI ese mismo año. Quizá las elecciones de 2011 han marcado un nuevo paso  estratégico de la política del nuevo socialismo, si esto se confirmara con un acercamiento de Humala al proyecto Chávez, Perú podría entrar en una fase de clara inestabilidad.

Al decidir Perú que Humala es la mejor alternativa y no el menos malo para ser su presidente, el mensaje a las futuras elecciones venezolanas en 2012 es claro, o existe un líder indiscutible de la oposición, o Chávez se quedará hasta 2021. Pero la posible continuidad del chavismo no asegura su influencia sobre terceros países de la región; dentro del escenario socialista Humala no debe ser considerado un segundón de Chávez, ni éste el “azufre” para Norteamérica. Lula Da Silva ha enviado un mensaje que le distancia de todo radicalismo, apostando por gobiernos auténticos, el de Perú, para Perú, el de Brasil para Brasil y, el de Venezuela para Venezuela y Bolivia. Parece que la vía del socialismo gana fronteras y que la revolución bolivariana necesita una reforma.

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