domingo, 26 de junio de 2011

La Isla Del Diablo: La cárcel de una dictadura.


El 17 de abril de 1952, con 24 años* de edad recién cumplidos Guido Acuña, junto a 313 hombres, subió a la bodega del vapor Guayana, el 18 de diciembre de ese mismo año Acuña fue asesinado en la Isla del Diablo.

De los 314 hombres muchos provenían de las cárceles venezolanas La Modelo y El Obispo de la ciudad de Caracas. En la bodega del Guayana también iban 2.500 sacos de cemento que acomodados hacían de letrinas, almohadas y colchones*. Al quinto día de viaje Alejandro Yabrudi improvisó una tribuna para aportar ideas de cómo afrontar el hacinamiento pero de inmediato la Guardia Nacional le hizo subir a cubierta con Silvestre Hernández, el castigo de Guido y Silvestre fue rápido: Limpiar todos los retretes del vapor y 50 planazos con machetes a cada uno.

Cuando el Guayana llegó a la Isla del Diablo el 24 de abril, los 314 hombres que descendieron fueron recibidos a Plan de Machete por la decena de guardias apostados a ambos lados de la estrecha escalera del barco y, por el mundo que les esperaba, hombres semidesnudos, descalzos y desencajados por el hambre; todo ello minutos antes de ser conducidos a un caño infectado del río Orinoco. Después del baño fueron encerrados en 4 barracas rodeadas de alambradas electrificadas.

A las 5 de la mañana del día siguiente y de todos los días, fueron despertados para desayunar avena con agua y emprender  la jornada laboral que terminaba a las 5 de la tarde, las tareas principales eran cavar tierra,  cortar madera y descargar cemento de las lanchas que llegaban a la isla. El 27 de abril, después de terminar el inicio de la construcción de un galpón, no fue el plano de un machete sino el filo de su acero el que cortó el tendón y el hueso de la mano izquierda del estudiante Silvestre Ortiz Bucarán. El cabo  de la Guardia Nacional, Carmelo Delgado fue quien realizó la hazaña. Sacando valor, los presos lograron que el subdirector del campo de concentración, Alfredo Martínez, trajese un médico de una aldea llamada Curiapo, un italiano ermitaño que operó sin anestesia a Ortiz.

A los días, al levantarse, les hicieron correr por el campo, desorientados y sin dirección alguna cuando vieron horrorizados que de la selva surgieron cientos de guardias; habían sido engañados y sometidos a la ley de fuga. En ese instante  el ex Senador por el Estado Trujillo, Pedro Pablo Rendón sintió como el acero de un machete destrozaba su codo escuchándose a la vez un grito de dolor y risotadas primitivas de triunfo. Reducidos fueron llevados a las barracas donde las garrapatas, los piojos y las pulgas estaban causando la Tifoidea.

Acuña, convertido en líder, le pidió a Alfredo Martínez hacer algo, la respuesta fue que la madera que ellos cortaban era suficiente para fabricar ataúdes; el 29 de abril, la Tifoidea perforó los intestinos y mató a Santiago  Díaz, al farmacéutico, Cosme Damián Peña, al maestro de escuela Rafael Mamerto Chacón y al guerrillero tachirense de 78 años Roberto Fossi. Los cadáveres fueron llevados en lanchas al cementerio de Sacupana del  Cerro, una aldea cercana a la Isla del Diablo.

El 20 de junio de 1952, las imprentas clandestinas y los familiares de los presos denunciaron al mundo la cárcel de la dictadura venezolana, el entonces Ministro de la Defensa Pérez Jiménez respondió a uno de los familiares de los presos que aquellos disfrutaban el amor a la libertad. Pero ante el acoso político y social, el 30 de junio, la dictadura dejó en libertad, a las 5 de la madrugada, al líder del partido democratacristiano, el abogado Edecio La Riva, preso en la Cárcel Modelo. A pocos metros de la cárcel y a esas horas fue atacado con palos, cables retorcidos y manoplas de acero, La Riva fue abandonado en creencia de haber muerto. Este hecho, la presión internacional y el que las crecidas del Orinoco amenazaban con sepultar la isla, lograron que en diciembre de 1952 desapareciera la Isla del Diablo y surgiera la también selvática Sacupana del Cerro.

Cuando comenzó el traslado a Sacupana 5 presos no acompañaron al resto, entre ellos Guido Acuña, todos fueron asesinados. Sacupana continuó la historia de la humillación y muertes. De Sacupana fueron llevados a Ciudad Bolívar donde los carceleros Juan Manuel Payares y Alfredo Martínez, de la Isla de Diablo y Sacupana fueron ascendidos a Alcaides.

Planazos de machete: Paliza con las hojas de los machetes de los guardias nacionales venezolanos que medían unos 60 centímetros. Los planazos son conocidos porque se golpea con la cara plana del arma.
*Novelado.

1 comentario:

INES DE SAEZ dijo...

LA ISLA GUASINA, CAMPO DE CONCENTRACIÓN PARA PRESOS POLÍTICOS, ES LA ETAPA MÁS DURA Y ESCONDIDA DE LA HISTORIA DEL SIGLO XX EN VENEZUELA.
EL DICTADOR PEREZ JIMENEZ ENVIÓ A CASI MIL PRESOS A MORIR EN ESA ISLA QUE NO REUNE LAS MINIMAS CONDICIONES PARA LA VIDA HUMANA.
OJALÁ NUNCA MÁS SE REPITA UN HECHO QUE LLENA DE VERGUENZA Y DOLOR.