lunes, 3 de octubre de 2011

Invitado especial. Pedro Palma: Venezuela. Agotamiento del modelo rentista.

 

..en lo que va de año hemos vendido nuestro petróleo a un precio promedio cercano a los cien dólares, pero la economía no está mostrando signos de franca recuperación. Tan sólo está experimentando unas moderadas tasas de crecimiento a pesar de la política de expansión de gasto público que se ha implementado, y que incluso ha llevado a un desenfrenado endeudamiento gubernamental


Cuando en el año 2005 Venezuela estaba atravesando por la bonanza económica producida por la expansión de gasto público debido a los aumentos sostenidos de los precios petroleros, comencé a alertar que las altas tasas de crecimiento del PIB y del consumo que entonces se estaban materializando no eran sostenibles, ya que cuando los precios bajaran, o incluso se estabilizaran, la economía entraría en crisis. Entonces fui criticado por varios analistas que sostenían que si los precios dejaban de crecer, pero se mantenían en niveles elevados, ello le generaría suficientes recursos al gobierno para mantener una política de altos gastos que seguiría estimulando la economía.  Los acontecimientos de los últimos años me dieron la razón.

Ya en 2007 el modelo aplicado estaba mostrando signos de agotamiento, pues a pesar de que los precios continuaban en franco aumento, las tasas de crecimiento de la producción y de la demanda seguían siendo positivas, pero menores que en los años precedentes. Incluso, en el primer semestre de 2008, cuando los precios estaban disparados hasta alcanzar los máximos históricos en julio de ese año, los crecimientos del PIB y del consumo privado fueron relativamente bajos y mucho menores que en 2005 y 2006. 
Después que los precios colapsaron en la segunda mitad de ese año debido al estallido de la crisis financiera internacional, era obvio que nuestra economía iba a entrar en un período muy difícil, a pesar de los optimistas anuncios gubernamentales de que estábamos blindados contra la adversidad internacional, y que incluso si los precios petroleros bajaban a cero nada nos ocurriría. Afortunadamente, los precios se recuperaron en la primera mitad de 2009 para luego estabilizarse en torno a los 70 dólares por barril, manteniéndose en ese nivel hasta fines del tercer trimestre de 2010.
Con todo y ello, el precio promedio de 2009 fue de 57 dólares, casi 30 dólares menos que el de 2008, razón que explica la severa recesión que se vivió ese año. Sin embargo, en 2010 el precio subió a 72 dólares, el segundo más alto de nuestra historia, pero la economía siguió en recesión, confirmándose nuestra predicción de cuatro años antes de que aun cuando el precio se estabilizara en altos niveles, la economía enfrentaría serios problemas.
Las crisis políticas del Medio Oriente, conocidas como la Primavera Árabe, que llevaron al derrocamiento de varios regímenes dictatoriales de la región, impulsaron nuevamente los precios al alza, particularmente después que estalló el conflicto en Libia, haciendo que el valor de los hidrocarburos se ubicara por encima de los cien dólares. Por ello, en lo que va de año hemos vendido nuestro petróleo a un precio promedio cercano a los cien dólares, pero la economía no está mostrando signos de franca recuperación. Tan sólo está experimentando unas moderadas tasas de crecimiento a pesar de la política de expansión de gasto público que se ha implementado, y que incluso ha llevado a un desenfrenado endeudamiento gubernamental, pues los ingresos petroleros parecen no ser suficientes para cubrir las cuantiosas erogaciones del sector público.
De todo lo anterior podemos concluir que la dependencia de la renta petrolera, que hoy es mayor que nunca, ha puesto a esta economía en una situación muy compleja, porque aquella capacidad de respuesta del aparato productivo y de la demanda  privada a políticas fiscales expansivas, posibilitadas por la elevación de los precios petroleros, parece ya agotada, o por lo menos muy mermada, requiriéndose entonces un cambio de rumbo que busque reducir la dependencia de la renta petrolera a través de una diversificación efectiva de la economía, para lo cual hace falta, entre otras cosas, la materialización de cuantiosas inversiones privadas. 
Por ello estoy convencido de que si seguimos por donde vamos sufriremos severas consecuencias. Es imprescindible que comencemos a transitar un nuevo camino que nos lleve hacia el verdadero desarrollo. Caracas: 23 de septiembre de 2011. Artículo enviado a LatinPress por el autor y publicado en el diario venezolano El Nacional el lunes 26 de septiembre de 2011.

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